Aunque hoy casi nadie lo recuerde, Marcel Proust escribió En busca del tiempo perdido, gracias a una extraordinaria capacidad de percepción que le permitió ver lo que nadie pudo. Sus contemporáneos lo consideraron un «médium despierto» y hablaron de él en términos que hoy lo vinculan a los fenómenos psíquicos. Este hecho —demostrado en las páginas de este estudio— fue silenciado por la crítica literaria… hasta ahora.
Telepatía, clarividencia y premonición son temas que impregnaron la mirada de una de las más grandes obras de su tiempo. El poder evocador de nombres, lugares y cosas, incluso su proyecto de viajar en la memoria para encontrarse con el origen de todo, se desvela como la aventura de una conciencia expandida. El escritor y las ciencias psíquicas reivindica esa capacidad, la contextualiza y aporta una visión más completa que nunca de la mente de Proust.
«Bertrand Méheust ha encontrado la pieza que faltaba para interpretar la reciente historia de la literatura francesa: incluso la célebre “magdalena de Proust” tiene que ver con sus desconocidas capacidades paranormales.» Javier Sierra, escritor y premio Planeta de novela.